Roma, 30 de abril (Saludos a Adnkronos) – "Es un día muy importante y muy emocionante". La beata Armida Barelli, a quien hoy está dedicado el Centro Clínico Nemo Roma, «nos enseñó que, a pesar de las limitaciones de su enfermedad, la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), todavía es posible crear relaciones y puentes muy importantes. Esto nos hace comprender que nunca se debe dejar solas a las personas».
De esto "el Centro Nemo de Roma es el ejemplo más concreto: es la casa de las personas con ELA, pero sobre todo es un lugar donde, además de cuidar, hay escucha, no se deja nunca a nadie atrás y sobre todo se cuida que nadie se sienta nunca solo, sino junto a su familia". Así lo expresó Fulvia Massimelli, presidente de Aisla – Asociación Italiana de Esclerosis Lateral Amiotrófica, con ocasión de la ceremonia que hoy, en el Policlínico Gemelli de Roma, bautiza el Centro Clínico de Adultos Nemo en honor a la beata Armida Barelli, cofundadora de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, fallecida en 1952 a causa de ELA.
No es casualidad que en nuestra Fiesta Nacional, el pasado septiembre —enfatiza Massimelli—, el Papa Francisco, en el Ángelus, recordara a los voluntarios de Aisla. Recordó su gran valor, su trabajo constante y silencioso por las personas más vulnerables. Además, durante su última hospitalización en el Policlínico Gemelli, el Papa —recuerda Massimelli— recibió una carta de apoyo y cercanía de nuestra gente hospitalizada aquí en Nemo Roma. Y el Papa respondió a nuestra comunidad el 25 de marzo.
Armida Barelli es una mujer extraordinaria, símbolo de la libertad en su época, una mujer que lo hizo todo contracorriente —afirma Giuseppe Fioroni, vicepresidente del Instituto Toniolo—. Eligió el camino más complejo, en un momento en que, como decía su familia, podía simplemente casarse. En cambio, decidió graduarse, dedicarse al trabajo social, trabajar por la libertad de los católicos, tener su propia universidad y su propio hospital junto con el padre Gemelli. Y murió de parálisis bulbar progresiva, lo que ahora llamamos ELA (esclerosis lateral amiotrófica). Por eso, tres años después de su beatificación, le dedicamos el Centro Nemo, un centro de excelencia para el tratamiento de esta enfermedad.
«El enfoque interdisciplinario y multidisciplinario del Centro Nemo —concluye Fioroni— nos permite mejorar la calidad de vida de los pacientes y garantizarles una existencia acorde con los tiempos de investigación y las mejores respuestas posibles. En definitiva, es una señal de esperanza».