Roma, 30 de abril (Saludos al Señor) – «Su vida está hecha de escucha y acogida, testimonio de una conexión entre lo que se escucha y lo que se experimenta». Con estas palabras, en el prefacio de la biografía oficial de Armida Barelli, fallecida a causa de ELA, el Papa Francisco captó su significado más profundo. Hoy, en el día en que recordamos la beatificación de la propia Barelli, que tuvo lugar el 30 de abril de 2022, se le dedica el Centro Clínico Nemo Roma del Hospital Universitario Agostino Gemelli Irccs, punto de referencia nacional en la atención a personas con enfermedades neuromusculares.
La dedicatoria, fuertemente querida por Aisla (Asociación Italiana de Esclerosis Lateral Amiotrófica) y nacida de la voluntad de la comunidad de pacientes, es promovida en colaboración con el Instituto de Estudios Superiores Giuseppe Toniolo, la Universidad Católica del Sagrado Corazón y el Hospital Universitario Agostino Gemelli Irccs, y se celebra con ocasión del décimo aniversario del centro.
La presencia de la Honorable María Teresa Bellucci, Viceministra de Trabajo y Políticas Sociales, que quiso estar presente en este momento particularmente significativo para la comunidad de pacientes y operadores, subrayó el valor de la iniciativa. En estos días de luto por la muerte del Papa Francisco —declaró—, el testimonio de Armida Barelli resuena con mayor fuerza en nosotros: una mujer visionaria pero concreta, junto a las jóvenes generaciones, y promotora de una visión antropocéntrica, de defensa de los más frágiles y de la dignidad de la vida. Principios que este título quiere recordarnos y que inspiran nuestra acción de gobierno, con la profunda convicción de que no puede haber progreso sin primero cuidar de las personas.
El momento más significativo de la jornada fue la inauguración del retrato de la Beata Armida Barelli, colocado a la entrada del departamento dirigido por Mario Sabatelli desde 2015. El cuadro incluye una conmovedora cita de la beata, escrita durante su enfermedad: «Ahora ya no puedo hablar, pero puedo pensar, amar, rezar, escribir y ofrecer mi cruz», que transmite la profundidad de un testimonio que sigue hablando a quienes enfrentan el sufrimiento hoy. «Llevar nuestro centro a la Beata Armida Barelli significa reconocer que la medicina no se limita al tratamiento de enfermedades, sino que se expresa, ante todo, en el alivio del sufrimiento. Este es el principio que, durante 10 años, ha guiado nuestro trabajo con personas con ELA», enfatizó Sabatelli, director del Centro Nemo Roma.
Para Daniele Franco, presidente de la Fundación Policlínico Gemelli Irccs, "se trata de una iniciativa importante para el Centro Nemo y para el Policlínico Gemelli, ambos caracterizados por tres características: asistir a todos los pacientes con enfermedades poco comunes, combinar asistencia e investigación, cuidar a las personas en todos los ámbitos, en toda su vida". El Gemelli es «un hospital universitario y también un instituto científico de hospitalización y atención —comentó Antonio Gasbarrini, decano de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica— donde la palabra «hospitalización» adquiere un valor esencial desde el punto de vista de la asistencia y el cuidado de los enfermos. Armida Barelli tuvo esta gran visión que unió las dos grandes realidades: gracias al Centro Nemo por haber interpretado siempre todo esto». Un mensaje que encuentra plena armonía en las palabras de Alberto Fontana, secretario de los Centros Nemo: “Este nombre es una elección significativa, un gesto de confianza en el valor humano de la ciencia, en la fuerza de la comunidad y en la espiritualidad que habita también los lugares de atención”.
La jornada continuó con la celebración eucarística en la capilla del Policlínico, presidida por Monseñor Claudio Giuliodori. Un momento de oración y recuerdo que supo unir el recuerdo de la beata Armida Barelli al del Papa Francisco, en una misa de sufragio a la que asistió la comunidad universitaria y hospitalaria: «La ELA –subrayó Giuliodori– afecta profundamente las condiciones humanas de las personas, pero sabemos que la solidaridad y la fe aumentan en los momentos de prueba: nombrar este lugar en particular con el nombre de Armida Barelli significa fortalecer la esperanza». El 20 de febrero de 2021, fue el propio Papa quien reconoció el milagro ocurrido por intercesión de Barelli, abriendo el camino a su beatificación. En el prefacio de la biografía oficial, el Papa Francisco la definió como una figura de extraordinaria relevancia, tanto espiritual como civil, una mujer capaz de vivir el secularismo como una alta vocación.
Nacida en Milán en 1882, Barelli dedicó su vida a la educación de las jóvenes generaciones y a la creación de obras educativas y sociales de gran valor. Junto al padre Agostino Gemelli, fue protagonista del nacimiento de la Juventud Femenina de Acción Católica y de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, dejando una huella indeleble en el panorama cultural y religioso italiano. En 1921, como administradora de la editorial Vita e Pensiero, aceptó la invitación de Giuseppe Toniolo para fundar la Universidad de los Católicos Italianos, una decisión que marcaría profundamente la historia de la educación en Italia. En 1949, afectada por una parálisis bulbar progresiva, hoy conocida como ELA, murió en 1952. Hoy descansa en la capilla de la Universidad Católica, junto al fundador, el padre Gemelli. "Es una figura que nos recuerda que la verdadera innovación social nace del coraje de combinar fe e inteligencia, pensamiento y acción", afirmó Giuseppe Fioroni, vicepresidente del Instituto de Estudios Superiores Toniolo y de la Fundación Hospital Universitario Agostino Gemelli Irccs. Su testimonio es un legado vivo que sigue transmitiendo un mensaje a los jóvenes, a la comunidad académica y a quienes se comprometen con el bien común. Como siempre, el Centro Nemo mantiene su compromiso tanto con el tratamiento de las patologías específicas que atiende como con la atención constante que se brinda a todos los pacientes.
Figura emblemática de la Italia del siglo XX, Armida Barelli supo encarnar con valentía y coherencia una espiritualidad capaz de hacer historia. Lo que llama la atención de su personalidad rica y versátil es precisamente su “normalidad”, una normalidad extraordinaria, vivida en el compromiso cotidiano, en el trabajo académico, en el cuidado de las relaciones y en la creación de obras que todavía hoy representan un punto de referencia fundamental para nuestro país. La última foto de grupo –con pacientes, personal sanitario, instituciones y voluntarios– selló una jornada llena de significado.
Desde hoy, la Beata Armida Barelli es un referente para las personas con ELA, para nuestras familias y para todos aquellos que hacen del tratamiento un compromiso diario —comentó Fulvia Massimelli, presidenta nacional de Aisla—. Su testimonio nos habla de una fuerza silenciosa, capaz de generar sentido incluso en los límites. Es el mismo espíritu que anima a muchos voluntarios de nuestra comunidad: personas que, a partir de su propia experiencia de sufrimiento o enfermedad, eligen cada día estar ahí para los demás, transformando la prueba vivida en un don concreto de escucha, presencia y solidaridad. Hoy más que nunca la comunidad de ELA es un hogar habitado por la esperanza.