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El smog nubla la mente y dificulta las actividades cotidianas, según un estudio

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Milán, 7 de febrero. (Saludo Adnkronos) - El smog 'nubla' la mente. Crea una especie de “niebla cognitiva” (una condición que muchos han aprendido a conocer con el Covid prolongado) y también dificulta las rutinas diarias. Para lanzar una alerta sobre este impacto de la contaminación...

Milán, 7 de febrero. (Saludo Adnkronos) – El smog “nubla” la mente. Crea una especie de “niebla cognitiva” (una condición que muchos han aprendido a conocer con el Covid prolongado) y también dificulta las rutinas diarias. Un nuevo estudio publicado en Nature Communications ha dado la voz de alarma sobre el impacto de la contaminación del aire en el cerebro, mostrando que la capacidad de las personas para interpretar emociones o concentrarse en una tarea también se reduce por la exposición a corto plazo a la contaminación del aire por partículas finas, lo que potencialmente dificulta las actividades cotidianas, como hacer la compra.

Los científicos han descubierto que incluso una exposición breve a altas concentraciones de polvo fino puede perjudicar la capacidad de concentrarse en las tareas, evitar distracciones y comportarse de manera socialmente aceptable. Un equipo de expertos de las Universidades de Birmingham y Manchester expuso a los participantes del estudio a altos niveles de contaminación del aire, utilizando humo de velas, o a aire limpio. Los investigadores probaron las capacidades cognitivas antes y cuatro horas después de la exposición. Las pruebas midieron la memoria de trabajo, la atención selectiva, el reconocimiento de emociones, la velocidad psicomotora y la atención sostenida. Los resultados obtenidos revelan que la atención selectiva y el reconocimiento de emociones se vieron afectados negativamente por la contaminación del aire, independientemente de si los sujetos respiraban normalmente o sólo por la boca.

Los autores sugieren que la inflamación inducida por la contaminación puede desempeñar un papel en estos déficits, y señalan que, si bien la atención selectiva y el reconocimiento de emociones se vieron afectados, la memoria de trabajo no. Esto indica que algunas funciones cerebrales son más resistentes a la exposición a la contaminación a corto plazo. “Nuestro estudio proporciona evidencia convincente de que incluso la exposición a corto plazo” al smog “puede tener efectos negativos inmediatos en las funciones cerebrales esenciales para las actividades diarias”, comenta el coautor Thomas Faherty, de la Universidad de Birmingham. La mala calidad del aire, afirma Francis Pope, de la Universidad de Birmingham, "compromete el desarrollo intelectual y la productividad de los trabajadores, con importantes implicaciones sociales y económicas en un mundo de alta tecnología que depende de la excelencia cognitiva".

“La reducción de la productividad”, continúa el Papa, “afecta al crecimiento económico, lo que pone de relieve aún más la urgente necesidad de establecer normas más estrictas sobre la calidad del aire y medidas de salud pública para combatir los efectos nocivos de la contaminación en la salud cerebral, en particular en las zonas urbanas más afectadas”. El funcionamiento cognitivo abarca una amplia gama de procesos mentales que son cruciales para las actividades cotidianas. La atención selectiva, por ejemplo, ayuda a la toma de decisiones y a la conducta orientada a objetivos, como priorizar los artículos de una lista de la compra, ignorar otros productos y resistir las compras impulsivas.

La memoria de trabajo sirve como espacio de trabajo temporal para almacenar y manipular información, esencial para tareas que requieren procesamiento y almacenamiento simultáneos y aquellas que requieren múltiples tareas a la vez, como planificar una agenda o gestionar múltiples conversaciones. La cognición socioemocional, que implica identificar e interpretar las emociones en uno mismo y en los demás, ayuda a orientar el comportamiento socialmente aceptable. Si bien estas son habilidades cognitivas separadas, trabajan juntas para permitir la finalización exitosa de tareas tanto en el trabajo como en otros aspectos de la vida.

En general, concluyen los autores, el estudio destaca la necesidad de más investigaciones para comprender las vías a través de las cuales la contaminación del aire afecta la función cognitiva y explorar los impactos a largo plazo, especialmente en poblaciones vulnerables como los niños y las personas mayores, como señala Gordon McFiggans, coautor de la Universidad de Manchester. Los investigadores subrayan la necesidad de realizar más investigaciones sobre los impactos a largo plazo y las posibles medidas de protección. A nivel mundial, señalan, la contaminación del aire, en particular PM 2.5, es el principal factor de riesgo ambiental para la salud humana. Los efectos negativos de la mala calidad del aire sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio son ampliamente reconocidos y están vinculados a enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiple, la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson.