Milán, 15 de mayo (Adnkronos) – – Tres huellas dactilares sin identificar en el cartón de dos pizzas y un ADN masculino que hasta ahora ha sido considerado poco fiable. Partimos de aquí nuevamente para Andrea Sempio al día siguiente de la búsqueda y la citación al cuartel (para simples trámites) siempre delante de las cámaras. Mañana, viernes 16 de mayo, tendrá lugar la segunda audiencia del incidente probatorio de la nueva investigación de la Fiscalía de Pavía -encargada a los Carabineros de Milán- sobre el homicidio de Chiara Poggi.
Asesinada en Garlasco el 13 de agosto de 2007, su caso está resuelto: su entonces novio Alberto Stasi fue condenado definitivamente a 16 años de prisión, pena que casi ha terminado de cumplir.
Casi 18 años después del crimen –tras dos revisiones rechazadas y varios intentos de la defensa del condenado de señalar a otros responsables–, Sempio ha sido investigado por conspiración para asesinar: según la Fiscalía y la defensa de la Stasi, el ADN encontrado en las uñas de la víctima es suyo. Ahora los peritos designados por la juez de instrucción de Pavía Daniela Garlaschelli – la genetista Denise Albani y el superintendente técnico de la policía científica Domenico Marchigiani – deberán establecer si el rastro genético encontrado en las uñas de la víctima es compatible con el patrimonio genético del amigo del hermano de la víctima.
El primer punto es el más controvertido: evaluar la usabilidad del perfil extraído del material encontrado en las uñas de la joven de veintiséis años. En el segundo proceso de apelación contra la Stasi, el perito Francesco De Stefano concluyó, de acuerdo con los consultores, que los resultados no eran utilizables. Conclusión siempre compartida por el genetista Marzio Capra (familia Poggi) y el ex comandante del RIS Luciano Garofano (Sempio). El genetista forense Ugo Ricci, consultor de la Stasi y de Carlo Previderé, tiene la opinión contraria y en su informe a la Fiscalía de Pavía habla de compatibilidad.
El rastro tomado en Sempio el pasado 13 de marzo podría aportar una coincidencia, pero el cromosoma Y (en los fragmentos de las uñas de la víctima) no es identificativo: sólo indica la línea paterna y no se puede datar. Es poco probable que esto solo sea suficiente para formular las acusaciones contra el joven que frecuentaba la villa de Via Pascoli. Además, el elemento no encaja bien con la dinámica del asesinato: Chiara Poggi, aclara cada frase, fue sorprendida por el asesino y no intentó defenderse.
La cita de mañana, viernes 16 de mayo, servirá no sólo para definir la posible cuestión sobre la que deberán trabajar el perito y los consultores, sino también para verificar la presencia de las huellas dactilares de Sempio en casa de Poggi: 60 huellas dactilares fueron encontradas inmediatamente después del crimen en la casa y los investigadores han dado un nombre a todas ellas, a excepción de tres rastros en las cajas de las dos pizzas comidas por la víctima y su novio la noche anterior al asesinato. El incidente probatorio se extenderá también a los hisopos conservados en el Instituto de Medicina Legal de Pavía y a los hallazgos conservados en los laboratorios del RIS de Parma. En una investigación que no escatima sorpresas diarias, se esperan chispas en la sala del tribunal mañana.