Roma, 23 de junio (Adnkronos) – Minas navales, pequeñas embarcaciones, drones de ataque, drones navales, pero también sabotaje, una respuesta asimétrica, una guerra híbrida, ciberataques y la ayuda de intermediarios. Las opciones para Irán, que amenaza con cerrar el Estrecho de Ormuz, una ruta estratégica para todos, incluida la República Islámica, involucrada en el conflicto con Israel desde el 13 de junio y escenario de incursiones estadounidenses contra tres emplazamientos de su controvertido programa nuclear, son infinitas.
"Irán podría actuar de dos maneras: directa o indirectamente", declaró a Adnkronos Claudio Bertolotti, director de Start Insight y analista de ISPI. Bertolotti fue jefe de la sección de contrainteligencia y seguridad de la OTAN en Afganistán y explica cómo, en el primer caso, Irán podría colocar minas navales. "Tiene minas convencionales, inteligentes o de inteligencia limitada, que se pueden desplegar fácilmente con pequeñas embarcaciones o submarinos costeros". Se trata de un enfoque suave, pero más complejo que los ataques con misiles antibuque, balísticos o de crucero que pueden alcanzar objetivos en tránsito.
Sin mencionar que luego surgiría el problema del desminado. Y, observa, «las minas representan una amenaza para los buques en tránsito, pero también para los activos que se encargan del desminado y que pueden verse expuestos al fuego enemigo» durante las operaciones. «Un buque estacionario corre el riesgo de ser un objetivo aún mayor que uno en formación, y tener una flota bloqueada supone un riesgo para Estados Unidos», subraya, convencido de que Estados Unidos «intervendría en la fase de minado, sin esperar a que se materialice la amenaza». Una operación que, en cualquier caso, «solo afectaría a un porcentaje de las minas sembradas», pero que complicaría las cosas para Irán, que «no lo tendría fácil». El objetivo siempre es «frenar, no destruir».
También existe, continúa Bertolotti, la posibilidad de un bloqueo con medios convencionales, con la Armada, el componente naval de los Guardianes de la Revolución. Consistiría en el arresto y la incautación de petroleros, como ocurrió en el pasado. Luego está la lección ucraniana: la guerra con drones, en la que se acusa a Irán de estar involucrado. Y pasamos a un plan más avanzado: el de atacar con drones o drones navales para perturbar o dañar la navegación comercial de forma selectiva. Pero, destaca el experto, siempre sería una opción sostenible solo a corto plazo.
El posible cierre del Estrecho de Ormuz por parte de Irán tendría repercusiones para Estados Unidos, pero tendría un impacto mucho mayor en el resto del mundo, en particular en China, según declaró el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio. «Si minaran el Estrecho de Ormuz, China pagaría un precio altísimo, y todos los países del mundo pagarían un precio altísimo. Nosotros también», añadió. Pekín, recuerda Bertolotti, «tiene una relación privilegiada con Irán y está preocupado porque el buque estaría expuesto a riesgos y a mayores costes de gestión y seguros». Y por eso también el experto habla de una opción «sostenible solo a corto plazo».
La segunda opción, a saber, "actuar indirectamente", implicaría una "deslegitimación de la seguridad naval, sabotaje, lo que reduce la confianza, y ataques indirectos a través de milicias aliadas". En particular, los hutíes de Yemen, quienes, según destaca, "mantienen una importante capacidad militar y pueden atacar en el Golfo de Adén y el Mar Arábigo". Además, "utilizar pequeñas embarcaciones es una opción y hacerlo indirectamente los expondría, aunque no formalmente, ya que todo tendría que rastrearse hasta Irán de una manera más compleja". Y "en 50 años", la República Islámica ha "aprendido a desenvolverse bien tanto a nivel diplomático como en el 'subumbral'", y ha "aprendido a prescindir de que se le atribuya a menudo la responsabilidad". Por último, pero no menos importante, "la guerra híbrida y los ciberataques capaces de afectar los sistemas de navegación" son otra posibilidad.
Ante posibles escenarios, la pregunta sigue siendo: ¿para qué serviría? «La amenaza de cierre o el posible cierre temporal del Estrecho de Ormuz —responde Bertolotti— serviría como herramienta disuasoria o de presión negociadora». Esta opción sería más que «realmente aplicable», comenta, subrayando que «no es sostenible a medio ni a largo plazo». Solo a corto plazo, «como herramienta de negociación, pero considerando las repercusiones que ello conllevaría».
No faltan incógnitas. En primer lugar, continúa en su análisis, «porque la respuesta de Estados Unidos podría ser muy decisiva si Irán se arriesga». Y está convencido de que Irán «está jugando la carta de cerrar Ormuz como herramienta de negociación», aunque en un «contexto completamente nuevo», como el de «un conflicto abierto, como nunca antes, entre Irán e Israel e Irán y Estados Unidos». «El paradigma ha cambiado —observa—; ya no se trata de una política de disuasión y amenaza, sino de una guerra entre Israel e Irán».
El objetivo, señala, "es impulsar una solución negociada favorable a Irán, ya que el gran riesgo sin precedentes para el régimen de los ayatolás es que este sea el momento en que se plantee la hipótesis de un cambio de régimen". Y la hipótesis más prometedora es la de un "sistema democrático apoyado por la población". Pero, concluye, si bien Trump parece querer un nuevo Irán, "su" Miga, "hay motivos para temer que las fuerzas centrífugas dentro de Irán y los autonomistas puedan impulsar una guerra civil, cuyos resultados son terriblemente predecibles e imaginables".