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El mercado de drogas en Secondigliano
Secondigliano, un barrio conocido por su historia de crimen organizado, está experimentando una evolución preocupante en el mercado de las drogas. La Camorra ha delegado el tráfico de drogas en personas cada vez más jóvenes, creando un sistema que se adapta a las nuevas tecnologías y a las redes sociales. Este fenómeno no es sólo un problema local, sino que representa una advertencia para toda la sociedad, ya que los jóvenes se involucran cada vez más en actividades ilegales.
El hecho más preocupante es el surgimiento de un centro virtual de tráfico de drogas. Los jóvenes traficantes de drogas utilizan plataformas como Telegram y WhatsApp para publicitar sus productos, creando un catálogo que llaman “menú”. Los colores de los mensajes identifican los diferentes tipos de drogas: marrón para el hachís y verde para la marihuana. Esta estrategia no sólo hace más accesible el mercado, sino que también atrae a una clientela joven, acostumbrada a interactuar online.
Ofertas y descuentos: el mercado 3X2
Un ejemplo emblemático de esta nueva forma de comercio es el mercado 3X2, donde los niños pueden comprar 3 gramos de marihuana por sólo 20 euros. La frase “cuanto más compras, menos pagas” es una clara invitación a consumir más, fomentando una conducta que puede llevar a una adicción temprana. La policía arrestó recientemente a cuatro traficantes de drogas muy jóvenes, pero el sistema está tan arraigado que cada arresto es inmediatamente reemplazado por otro joven listo para tomar su lugar.
Un ciclo sin fin
El ciclo de detenciones y sustituciones pone de relieve la fragilidad de la situación. Los niños involucrados en el tráfico de drogas a menudo son fácilmente reemplazables, lo que hace difícil para las fuerzas del orden romper el ciclo. Además, los vendedores ambulantes del mercado 3X2 tienen horarios de trabajo establecidos, lo que hace que el tráfico de drogas sea casi una ocupación de tiempo completo. Este escenario pone de relieve la necesidad de una intervención más incisiva de las instituciones, no sólo para combatir la delincuencia, sino también para abordar las causas sociales que empujan a los jóvenes a tomar estas opciones peligrosas.