Un fenómeno creciente
El dramático suicidio de un preso de origen extranjero en la prisión de Cagliari ha vuelto a poner el foco en un problema que aqueja al sistema penitenciario italiano: el creciente número de suicidios entre los presos. Este trágico suceso, ocurrido a primeras horas de la mañana, supone el segundo suicidio desde principios de año en la prisión sarda, elevando el total a ocho casos en todo el país. La situación es alarmante: un trabajador penitenciario perdió la vida en circunstancias similares en Paola, Calabria. En apenas veinte días se produjeron nueve fallecidos, una cifra que nos hace reflexionar sobre la gravedad de la situación.
Las palabras de los sindicatos
Gennarino De Fazio, secretario general de la Policía Penitenciaria de Uilpa, comentó la situación con tono preocupado, destacando cómo el año 2025 comenzó de forma aún más trágica que el año 2024. "El rastro de muerte continúa sin cesar", afirmó, subrayando que la tasa de un suicidio cada dos días es insostenible. Las causas de este fenómeno son múltiples y complejas: más de 16 presos más que las plazas disponibles, una escasez de 18 unidades en la Policía Penitenciaria y deficiencias en la asistencia sanitaria son sólo algunos de los problemas que afligen a las prisiones italianas.
La necesidad de reformas
De Fazio destacó que las medidas actuales adoptadas por el gobierno no son suficientes para hacer frente a esta emergencia. "La solución no puede ser un comisionado extraordinario para la construcción de prisiones", declaró, pidiendo intervenciones concretas e inmediatas. Es fundamental reducir la densidad penitenciaria y aumentar el personal, así como garantizar una atención sanitaria adecuada a los reclusos. Las deficiencias estructurales y logísticas, junto con la aproximación organizativa, requieren reformas integrales y un compromiso serio de las instituciones para garantizar la seguridad y el bienestar de quienes viven dentro de los muros penitenciarios.