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Un joven lleno de vida.
La vida de Santo Romano, un chico de apenas 19 años, quedó truncada en un trágico hecho que sacudió a la comunidad de San Sebastiano al Vesuvio. Asesinado de un disparo la noche del 2 al XNUMX de noviembre, Santo fue descrito por su madre, Filomena De Mare, como un joven carismático y emprendedor. “Siempre estaba organizando algo, nunca se quedaba quieto”, dice la mujer, destacando la pasión de su hijo por la vida y sus numerosas actividades. Su fallecimiento ha dejado un vacío inllenable, no sólo en su familia, sino también entre amigos y conocidos.
Las preocupaciones de una madre
Filomena nunca dejó de preocuparse por la seguridad de sus hijos. “Siempre les dije que evitaran situaciones peligrosas”, confiesa, subrayando la importancia de permanecer alerta en un mundo que parece cada vez más inseguro. La madre creó un grupo de WhatsApp con sus hijos para mantenerse en contacto y recibir actualizaciones sobre su paradero. “Las madres necesitan cuidar a sus hijos”, afirma, destacando la necesidad de una comunicación abierta y constante. Su experiencia destaca los desafíos que enfrentan muchos padres al tratar de proteger a sus hijos de las trampas de la vida moderna.
Reflexiones sobre la responsabilidad parental
La tragedia de Santo ha planteado dudas sobre la responsabilidad de los padres de prevenir conductas riesgosas. Filomena comentó la carta de los padres del joven de 17 años que le disparó, expresando su dolor y frustración. “No creo que sean una familia tan destrozada como yo”, dijo, destacando la diferencia entre su pérdida y la de otros. La madre destacó que los padres deben estar atentos y dispuestos a intervenir cuando sus hijos se encuentren en situaciones peligrosas. “El niño pertenece a la madre y no debe ser abandonado”, afirma con determinación, llamando la atención sobre la necesidad de una educación responsable y atenta.