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Tragedia en San Fermo della Battaglia: un desfibrilador se queda sin energía y un hombre muere

Desfibrilador dado de alta en San Fermo della Battaglia

Un ataque cardíaco fatal resalta la necesidad de un mantenimiento adecuado del desfibrilador

Un drama que sacude a la comunidad

La tragedia ocurrida en San Fermo della Battaglia, en la provincia de Como, ha dejado una profunda huella en la comunidad local. Francesco Ceramella, un hombre de 65 años, murió de un infarto mientras se encontraba dentro de una farmacia. Este trágico acontecimiento ha puesto de relieve no sólo la fragilidad de la vida, sino también la importancia fundamental de contar con dispositivos para salvar vidas que funcionen y estén fácilmente disponibles.

Una intervención tardía e ineficaz

Francesco había ido a la farmacia con su esposa después de sentir dolor en el pecho y el brazo. El propietario de la farmacia, el doctor Vittorio Belluso, le realizó inmediatamente un electrocardiograma, revelando un infarto en curso. A pesar de la oportuna intervención y del masaje cardíaco realizado por el farmacéutico, el desfibrilador instalado en una plaza cercana se quedó sin energía. La ambulancia, alertada, llegó sólo después de 19 minutos, un intervalo de tiempo que resultó fatal.

Mantenimiento del desfibrilador: un problema a abordar

El alcalde de San Fermo della Battaglia, Pierluigi Mascetti, explicó que el desfibrilador no ha sido incluido en el Mapa DEA (Desfibrilador Externo Automático) de Areu debido a la falta de empresas de mantenimiento disponibles. Esto plantea interrogantes sobre la gestión y el mantenimiento de los dispositivos que salvan vidas, que deben estar siempre listos para su uso. La comunidad se pregunta cómo es posible que un dispositivo tan vital no esté funcionando y destaca la necesidad de un sistema de monitoreo y mantenimiento más efectivo.

Un llamado a la responsabilidad colectiva

La muerte de Francesco Ceramella ha conmocionado profundamente a la comunidad, provocando reflexiones sobre la responsabilidad colectiva en la gestión de la salud pública. Es esencial que los gobiernos locales, las empresas y los ciudadanos trabajen juntos para garantizar que los desfibriladores estén siempre operativos y sean fácilmente accesibles. La vida de una persona puede depender de un simple dispositivo y no podemos permitir que la falta de mantenimiento cueste vidas.